Qué doloroso es el amor y más doloroso es saber que a pesar de ser correspondido, el orgullo es más fuerte que ese sentimiento.
No se puede mencionar un nombre, aunque mi corazón lo sepa de sobra, es sólo que repetirlo hace que retumbe en las dendritas de mi cabeza y el dolor se racionalice. Cómo es posible que una característica de nuestro temperamento sea capaz de frenar lo que uno quiere de bueno para sí mismo.
El intentar realizar el amor cuando el otro pone barreras resulta muy complicado, pero tratar de llevarlo acabo cuando ambos las ponen, es más que imposible. Siempre pensé que el amor me haría libre (decía una actriz); pero en lugar de libertad se siente como una pelea en el que el objetivo no es ganar el corazón del otro, sino desdeñarlo.
domingo, 18 de octubre de 2009
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